martes, 26 de mayo de 2009

Sé que va a soñar extraño pero...

Una noche nos descubrimos como siameses unidos por la parte del sexo.
La separación nos resultó definitivamente imposible.
Lo intentamos y sudamos y gemimos y gritamos. Imposible.
Ahora yacemos unidos, manteniendo la costumbre de intentar separarnos:
cada vez con mayor violencia, cada vez con mayor frecuencia, lo juro, a veces muy lentamente, a veces muy suavemente.
A veces él se eleva sobre mi cuerpo, levantando al mismo tiempo mis caderas. Seguimos unidos.
A veces yo lo intento encima de él, ir hacia afuera, afuera, afuera... pero siempre termina dentro.
No podemos separarnos.
Su lengua se desliza sobre mi cuerpo intentando con ello humedecernos, resbalar, ocasionar algo que nos logre separar.
Es innecesario, aún con toda la humedad que desprendemos de los poros de nuestros cuerpos, no hay materia, ni voluntad, ni nada que nos separe.
Por eso permanecemos así, unidos por la violencia del sexo.
Ahora, haz un favor, madre, deja de mirarnos así que no somos un monstruo y cierra tras de ti la puerta, que vamos a seguir intentando y no queremos que nadie nos vea.

lunes, 18 de mayo de 2009

Uno de historias

Cuéntame de tu existencia.
De cuando todavía creías en Dios.
De cuando aún volvías la mirada maravillado hacia el cielo
para contemplar las nubes y
sus formas.

De cuando gritabas ¡Adiós!
y agitabas tu mano para despedir a los pasajeros
de los aviones que a semejante altura jamás te verían,
pero no te importaba.


Cuéntame de tu inocencia,
de tu felicidad de niño si es que acaso
la conociste.


Cuéntame sobre tus fantasías
de entonces
y dime si no siguen siendo
las mismas de hoy.





Cuéntame de cuando no diferenciabas el bien del mal, de cuando todo era nuevo aún.
De cuando no necesitabas Dios.
De cuando garabateabas cochecitos y animales a lápiz, de cuando sólo tú sabías lo que hacías.
De cuando jugabas en el lodo.



Cuéntame de la niña rubia a la que molestabas,
de la que te compartía sus dulces,
de la que fue tu "novia".



Pero no todo fue fácil. Cuéntame lo difícil también. Todo lo que te hizo ser hoy.


sábado, 2 de mayo de 2009

El regreso


Pasada la tempestad, la princesa regresó a su castillo.
En él no había criadas, ni cocineros, ni lujo en extremo. Pero en su habitación se encontraba un gran espejo en el cual podía admirar la imagen más bella noche tras noche, su más grande riqueza y que a nadie más pertenecía...






Imagen: "Ella no me escucha", de Salvador Díaz