lunes, 23 de febrero de 2009

El miedo


Un vestido rosa de niña que cae al suelo como flor marchita
y unos ojos asustados que miran fijo al espejo.
No es nada mas que un recuerdo y como tal, añejo...
pero la niña aún llora a veces, ahogada en su propio silencio al que la condenó el miedo.

martes, 3 de febrero de 2009

Esperando el cambio...

* Sin dedicatoria especial, disfrútenlo, sobre todo los que recomiendan su elaboración

Ella estaba locamente enamorada de él: sus ojos, su mirada, su sonrisa, el cabello perfecto, su altura. Todo, todo en él le gustaba.O casi todo. No sabía porque siempre había un pequeño detallito que le desagradaba inmensamente.
A veces era su tendencia a estar rodeado de "amigas" e ignorarla siempre que estaba con ellas. Pero eso no era todo, pues a nuestro muchacho le encantaba irse de fiesta y realmente disfrutaba la bebida al grado que había ocasiones en que ella misma lo tenía que llevar a su casa casi inconsciente de tan borracho que estaba. Pero no importaba, "Ya cambiara",pensaba ella, y mientras esos incidentes no ocurrieran, se sentía orgullosa de estar a su lado. Las otras mujeres la envidiaban, él era tan guapo... y a ella le encantaba su apellido rimbombante, de familia bien, como siempre había soñado.
Además, era bueno en la cama... y en el automóvil, en la cocina, en la alfombra, sobre la mesa... sí, realmente era bueno. Lástima, que ninguno de los dos tomaba sus precauciones.
Así que un día ella llego con la feliz noticia: estaba embarazada. Él primero se enojo, después le dijo que era una estúpida y le soltó un tremendo bofetón para que le quedara bien claro. Después la dejo ahí llorando como la estúpida que era.
Pasaron algunos días, y justo cuando ella estaba pensando que él realmente no cambiaría, recibió una llamada. Él le dijo que lo sentía, que por favor lo perdonara y además decidió que lo mejor sería que se casaran.
A ella se le iluminaron los ojitos, llevaba años esperando la forma de salir de su casa y al fin la encontraba. Además, este era el primer signo de responsabilidad y madurez que él mostraba.
"¡Al fin está cambiando! ¡Milagro!",decía para sus adentros.
Y adiós a buscar trabajo y seguir estudiando, al fin que en la familia de él si había dinero.
La boda fue grande, igual que su vientre, y como la casa de los papis era también muy amplia se fueron a vivir con ellos. Clásico. Al cabo de los meses previstos nació la pequeña sucesora de ambos.
Pasó un poco más de tiempo, y ella mientras tanto seguía esperando el cambio, "Ya sucederá...", pensaba. Al menos ya no le conocía amigas, porque él ya ni se molestaba en presentarlas... y sobre el alcohol y las fiestas a las que ella ya no era invitada... bueno, que decir.
Pero ella aún lo amaba y esperaba el cambio, sabía que si lo deseaba con todas sus fuerzas algún día sucedería, mientras todo era cuestión de aguantar los golpes e insultos lo mejor que podía.
"Al fin y al cabo, me lo merezco..."Después de tantas veces que él se lo dijo, finalmente se lo creyó.
Un día él llegó más tomado que lo habitual y le dió un porrazo en la cabeza que hizo que se desmayara...
pero en ese momento ella vió una luz y, envuelta en esa luz, a su hada madrina, que venía para consolarla.
"Pequeña,le dijo, no te preocupes, has deseado tanto que tu hombre cambie, que al fin has sido escuchada. Hoy es el día,tu deseo será concedido".
Ella se emocionó, despertó y fue corriendo a verlo. Y ahí estaba él sentado frente a la televisión
"Ah! por fin despiertas... ya te estabas pasando de teatrera" le dijo en su más indiferente tono de voz.
"¡Pero que es esto!¡Él hada dijo que cambiaría!" djo ella entre dientes.
"¡Fijate bien!", escuchó una vocecita dentro de su aturdida cabeza
Así lo hizo ella, lo examino de pies a cabeza, ¿Qué había pasado con el esbelto y guapo muchacho de cabellera perfecta, de ojos radiantes del que un día se enamoró?
Ahí estaba, fofo y pelón, mirando con sus ojillos rojos y escondidos entre los cachetes la televisión, su piel demasiado rosa, su nariz demasiado respingada...y esa risa fanfarrona que se confundia con un... con un...¿chillido?
"¡Hada! me engañaste!... él no cambio, ¡siempre ha sido un cerdo!". Y dejando que el animalito saliera a revolcarse en el estiércol, volvió a sus actividades cotidianas.
FIN