sábado, 1 de septiembre de 2007

Adiós...


Aquella noche él se fue sin el acostumbrado beso.
Ella, simplemente se quedó ahí, de pie junto a la puerta, esperando ingenuamente su regreso.
Después de casi veinte minutos de mirar fijamente hacia la calle, la realidad cayó sobre ella como una tormenta.
Aturdida y gris, entró al edificio, cerrando tras de sí la puerta.
De vuelta en su apartamento, se sirvió un escocés y sentada a la mesa de la cocina, encendió un cigarrillo.
En el piso de arriba, los vecinos discutían. "Qué ironía" pensó, "hace menos de dos meses ellos vinieron aquí indignados a reclamar por el ruido en casa." No pudo evitar sonreir amargamente al pensar en ello.
¿Cómo era que habían llegado a este momento? Al momento del no retorno, al momento de "ya no volveré a mirarte, tocarte, besarte,olerte, amarte, sentirte... es el final."
Una gruesa lágrima resbaló por su mejilla. No, no era por él que lloraba, no era a él a quien había perdido. Se había perdido a sí misma...

1 comentario:

jf.yedraAaviña dijo...

ttsss... gacho... perder a alguien es perder una parte de nosotros.. pero en el caso del amor sí nos podemos perder por completo...

triste el post...

Saludos!!