Tu cuerpo me entrega suavemente lo que a mi alma le hace falta de materia...
Todo lo que desaparece y se desvanece en la eternidad, lo que solo permanece en el tiempo que te tengo, en tus brazos que me tienen y en mi sano cansancio después...
Lo volátil, lo móvil, lo arenoso, lo acuático, tú me lo das.
Todo lo que se desvanece y se pierde, pero que de alguna manera u otra regresa siempre: la alegría, el placer, el gozo...
No hables... tan sólo hazme gritar muy fuerte para acallar los pensamientos que de vez en cuando cruzan por mi mente...
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1 comentario:
woo! bastante interesante la verdad
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